El área de Recursos Humanos está pasando por un momento de “revolución” más que de evolución, pues los cambios que desde hace unos pocos años están soportando los profesionales que se dedican a este área en particular son tan radicales que muchos de ellos se están quedando por el camino al no ser capaces de asimilarlos y digerirlos.
Solamente aquellas personas que tengan una mentalidad abierta y la capacidad de ser flexibles, de adaptarse a las nuevas tendencias e incluso de innovarlas, podrán seguir en el terreno de juego. Yo personalmente lo resumo en: aprender, desaprender y volver a aprender. Todos los demás irán quedándose atrás en una especie de “selección natural” que hará de los Recursos Humanos un área de especialistas más que de profesionales y un área de gestores más que de administradores.
Las nuevas tendencias piden personas “camaleónicas”, capaces de adaptarse en tiempo récord al entorno, de asimilar unas determinadas circunstancias, de hacer suyos los objetivos de la empresa y con toda esa información gestionar como un motor incansable al talento humano que será el vehículo para conseguir esos objetivos, todo ello sin dejar de atender a las necesidades tanto de la propia empresa, como de todas y cada una de las piezas fundamentales de la plantilla que la compone.
Es por esto que el área de Recursos Humanos siempre debería tener un puesto fijo de representación en la alta Dirección de una empresa, porque el cerebro sin corazón no sirve de nada y a la inversa pasa exactamente igual, así que las empresas que entiendan esta realidad y la hagan efectiva cuanto antes, irán un paso por delante del resto.
Esta evolución en los Recursos Humanos se ha visto claramente reflejada en la gestión del talento humano que afecta a la movilidad internacional en las empresas. La asignación internacional que antes podía ser casi en exclusiva de altos cargos ejecutivos, cuyas expatriaciones estaban prácticamente basadas en una compensación económica sin atender a otro tipo de necesidades, ha ido dando paso a la movilidad de todos aquellos profesionales altamente cualificados que ven en la expatriación una oportunidad para crecer y para desarrollarse personal y profesionalmente y que tienen como prioridad otras ventajas, además de las meramente económicas.
Las asignaciones internacionales han dejado de ser procesos administrativos (apoyo legal y logístico en el traslado para el expatriado y su familia) para convertirse en una herramienta más de la gestión del talento humano, siendo entendida, cada vez más, como una interesante oportunidad para avanzar en la carrera de los profesionales dentro de las empresas y que se se apoya en otro tipo de elementos como pueden ser el coaching, el intercultural training o el desarrollo de las carreras duales para cónyuges, entre otros muchos, para que esa oportunidad de crecimiento no sólo sea posible para el llamado expatriado principal, si no para toda su familia.
Y es en este punto donde la evolución de los Recursos Humanos va de la mano con la evolución de la movilidad internacional. El punto exacto donde entendemos que gestionar el talento humano es la base sobre la que se debe cimentar la empresa si queremos conseguir los objetivos fijados, tanto local, como nacional o internacionalmente y debemos confiar en verdaderos especialistas para que realicen esa gestión de forma efectiva.