España es un país puntero en muchos ámbitos. En el ámbito profesional en particular tenemos la suerte de contar con los talentos más deseados a nivel internacional en cualquier área, sobretodo en investigación, ingeniería y tecnología, pero también es cierto que como país somos bastante clásicos e incluso me atrevería a decir conservadores en muchos aspectos. Lo que algunos no dudan en llamar “de la vieja escuela”, como si eso fuera más un valor añadido, que un lastre.
Los cambios nos cuestan más que a otros países porque nos agarramos con fuerza a las tradiciones y a la comodidad y la seguridad que éstas nos transmiten y eso se convierte en muchas ocasiones en un verdadero problema a la hora de innovar y abrir los ojos a nuevos horizontes profesionales.
En el área de los Recursos Humanos es ahora cuando las empresas empiezan a dar verdaderos pasos hacia adelante y comienzan a pensar en la Gestión del Talento Humano como lo que es, el motor que da vida y alimenta al resto de áreas que componen el engranaje de cualquier organización, independientemente de su tamaño. Avances en la Gestión del Talento Humano como pueden ser la Gamificación, la Selección por Competencias, la Movilidad Internacional… etc, nos abren puertas hasta ahora selladas para un área conocido por su marcada tendencia administrativa y están provocando una auténtica revolución en el sector.
En este sentido las grandes multinacionales son las que empiezan a marcar los tiempos. Los Recursos Humanos evolucionan día a día y uno de los resultados de esa evolución es la internacionalización de los mismos y la adaptación a las nuevas gestiones por capacidades.
Desde hace años las principales empresas españolas tratan de aprender y abrir sus mentes a esta nueva realidad global, mientras luchan a diario contra los viejos paradigmas que atan sus manos a las tradiciones de la “vieja usanza”. Entender la Movilidad Internacional como la oportunidad que es tanto para la empresa, como para el profesional, es un paso que ya han dado grandes multinacionales como Repsol, Cepsa, Acciona, Telefónica… entre otras. Sus esfuerzos por evolucionar y adaptar la situación del país y sus propias tendencias conservadoras en el ámbito laboral a esta nueva realidad empiezan a dar su fruto en forma de apuestas por desarrollar y mantener unas políticas internas de Movilidad Internacional cada vez más fuertes e interesantes para sus profesionales y pasan por comprender que una asignación internacional no es una simple gestión administrativa o logística, si no que conlleva una serie de pasos que van desde la total cobertura legal, hasta la emocional y personal, tanto para el profesional que va a ser expatriado, como para su grupo familiar.
Es una carrera de fondo y aún estamos empezando. Se puede decir que estamos en la juventud de la Movilidad Internacional en España, pero estoy segura de que una vez demos ese salto de fe que nos haga dejar de lado la comodidad y la seguridad de lo viejo conocido, no habrá vuelta atrás. Los resultados irán llegando e irán confirmando que los pasos dados hasta ahora no habrán sido dados en vano.